Siempre he estado en la creencia de que yo era feminista.
Para mí el feminismo era buscar la igualdad entre sexos, que las mujeres no
carecieran de ninguno de los derechos que tiene el hombre, que las puertas
estuvieran igual de abiertas o cerradas a ambos sexos y sólo dieran paso en
función de la valía personal. La lucha para conseguir eso era para mí el
feminismo. Ahora el feminismo es otra cosa. No nos importa entrar en aberraciones
gramaticales tan fragantes como nombrar a una mujer “portavoza” cuando la voz
toda la vida ha sido una palabra irregular, con artículo femenino y terminación
masculina, y válida para los dos sexos. Ahora hablamos de “portavoza” ¿y
portavozo si se trata de un hombre? Y así muchas expresiones más, sin sentido y
analfabetas, con las que no puedo estar de acuerdo y que, por otra parte, no
dan ni un ápice más de libertad ni igualdad a las mujeres. Tampoco creo que sea
justo para nosotras la discriminación positiva, eso nos humilla. Por ser
mujeres no somos, ni mucho menos, disminuidas físicas ni psíquicas que no
podamos conseguir nuestras metas, laborales ni de otro tipo, con nuestro propio
esfuerzo. Como mujer me siento humillada con esta norma, como ciudadana pienso
que en cada puesto debe estar la persona más cualificada, sea hombre o mujer,
para conseguir el mejor fin y, como mujer también, madre, hija y esposa de
hombres, considero una injusticia para ellos que una persona, con el único
mérito de ser mujer, les prive de un puesto que se han ganado por méritos
propios.
Ayudar a la mujer si es, como se está haciendo, facilitarle
su acceso al trabajo en las mismas condiciones que el hombre, con igualdad de
permisos por maternidad-paternidad, con guarderías accesibles, con ayudas
económicas a la familia, igual salario para el mismo trabajo…
Si cuando antes decíamos “todos” para referirnos a hombres y
mujeres era una forma incorrecta porque obviaba a uno de los sexos, si ahora
decimos “todas” con el mismo fin, seguimos con el mismo problema pero obviando
al sexo contrario ¿hemos arreglado algo? Se trata de acabar con el problema, no
de pasarlo a otro colectivo.
No me gustan las
librerías sólo de mujeres, ni cine sólo de mujeres, como tampoco me gustarían
solo de hombres. Estamos juntos en este planeta y me parece una muy buena
combinación si somos capaces de establecer realmente la igualdad de
oportunidades entre todos y que sólo nos diferencien los méritos personales de
cada uno.
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